ISO 12647-2 en revisión: ¿Qué va a cambiar y por qué deberías estar preparado?

Vale, lo admito: hablar de una norma ISO puede sonar tan emocionante como leerse el BOE un domingo por la tarde. Pero créeme, esta vez es diferente. Porque la norma ISO 12647-2 no es “una más” del montón: es tu referencia en impresión offset. Y resulta que se avecinan cambios. ¿Importantes? Mucho. ¿Complicados? También. Pero sobre todo, necesarios.

Adaptarse no es opcional. Y hacerlo bien, sin perderse entre tecnicismos ni improvisar sobre la marcha, requiere conocimiento, experiencia y tiempo.

Daniel López López

Si estás pensando que esto no va contigo, que ya tienes tu flujo de trabajo bien montado y que cambiar es cosa de otros... entonces este artículo es justo para ti. Porque lo que está en juego no son solo un par de números o una curva de ganancia de punto. Estamos hablando de redefinir cómo imprimes, cómo calibras y, sobre todo, cómo garantizas la calidad en un mundo donde los papeles ya no son lo que eran y los clientes lo quieren todo "perfecto y para ayer".

Ponte cómodo, porque voy a explicarte lo que puede ser la revisión más crítica de la ISO 12647-2 hasta la fecha. Con sus avances, sus líos técnicos, sus debates acalorados y, cómo no, sus puntos ciegos. Y como siempre, lo intentaré hacer con ese estilo directo, técnico e informativo que ya conoces. Porque sí, hablar de normas también puede ser entretenido. Y si no te lo crees, sigue leyendo.

¿Por qué es necesario actualizar la ISO 12647-2?
La necesidad de modernizar esta norma viene de algo que, si trabajas en imprenta, lo vives a diario: los papeles ya no son lo que eran. Los blancos que utilizábamos hace años eran relativamente consistentes, pero hoy... cada resma y/o referencia es un mundo. ¿El culpable? En gran parte, los blanqueadores ópticos (OBA), esos aditivos que hacen que el papel parezca más blanco bajo ciertas luces, pero que también cambian la forma en que percibimos y medimos el color.

¿Y qué pasa cuando cada papel tiene un blanco diferente? Pues que el equilibrio de grises –esa mezcla que tanto mimamos entre CMY y K– se vuelve inestable. Aquí es donde entra el método G7+, que propone una solución inteligente: en lugar de forzar a todos los papeles a cumplir con un blanco de referencia genérico, se adapta a la realidad de cada sustrato. Lo hace ajustando la colorimetría de las tintas en función del color real del papel, consiguiendo un balance de grises más natural y preciso.

Hasta ahora, la ISO 12647-2 simplemente definía un blanco de papel estándar y una curva de ganancia de punto fija. Pero esa rigidez, que antes podía tener sentido, hoy se queda corta. En un mercado donde los papeles cambian, los clientes exigen y la precisión lo es todo, necesitamos una norma que entienda la diversidad, no que la ignore.

El problema que pausado la nueva ISO 12647-2
Pero después de realizar múltiples pruebas durante el proceso de revisión, los expertos descubrieron que los valores CIELAB propuestos para los grises CMY al 25%, 50% y 75% de tono solo son correctos en condiciones ideales: papel perfecto y 100% de negro perfecto. Algo que en el mundo real no ocurre. La desviación de los grises podría llegar hasta un 2-3% en tono, tocando o superando las tolerancias indicadas en la ISO.

Esto podría provocar confusión, reclamaciones y caos en la producción gráfica. Por ello, se propuso añadir un Anexo en la norma que explique el cálculo correcto de los valores objetivo, tanto para calibraciones clásicas como para nuevas metodologías como G7+.

¿Calibración o ajuste? La semántica importa (y mucho)
Puede parecer un detalle sin importancia, pero en normas como esta, hasta las palabras tienen peso. Durante la revisión de la ISO 12647-2 se abrió un buen debate en torno a la palabra "calibración", y no fue precisamente un juego de semántica.

Según la definición oficial de la norma ISO 13655, calibrar no significa "ajustar para que dé el valor correcto", sino más bien entender y documentar cómo se comporta un sistema de impresión. Es decir, no se trata de tocar nada, sino de conocer bien lo que hace la máquina.

Pero claro, en la práctica diaria de cualquier imprenta, tú y yo sabemos que cuando decimos "calibrar" estamos hablando de ajustar curvas, modificar perfiles y afinar resultados hasta que lo que medimos cuadra con el resultado que queremos obtener. Y eso, aunque no sea ortodoxo, es lo que funciona.

Por suerte, los expertos encargados de la revisión decidieron no complicarlo más. Se mantendrá el uso práctico del término "calibración", tal y como lo entendemos en el día a día. Porque a veces, insistir en lo teóricamente correcto solo sirve para confundir más de lo que ayuda.

La idea era G7+ en ISO 12647-2 pero no ha podido ser
Durante las últimas reuniones del comité técnico, quedó claro que el método G7+ no va a formar parte de la próxima versión de la ISO 12647-2. Aunque algunos defensores lo impulsaron con fuerza, el consenso fue rotundo: todavía no está suficientemente validado, y en ciertos escenarios reales, ha mostrado defectos graves. Literalmente, algunos expertos lo calificaron como “seriamente defectuoso”.

¿El problema? Que sus cálculos, pensados para adaptarse de forma dinámica al color del papel, a veces generan desviaciones inesperadas que rompen con la estabilidad que una norma ISO debe garantizar. Y eso, en un entorno de producción donde la consistencia es lo primero, no es aceptable.

Por eso, se ha tomado una decisión pragmática: dar un paso atrás con G7+, y centrarse en mejorar lo que ya tenemos. En lugar de forzar la integración de una metodología aún inmadura, los esfuerzos se redirigen ahora hacia soluciones más estables y coherentes con la realidad de las imprentas.

¿Significa esto que G7+ está muerto? En absoluto. Pero de momento queda fuera del estándar. Habrá que seguir trabajando en su desarrollo, pruebas de campo, y ajuste de tolerancias antes de que pueda sentarse en la mesa de los estándares ISO.

Mientras tanto, la revisión continúa. Y eso nos devuelve al punto clave: entender bien en qué dirección va esta nueva norma, y cómo podemos prepararnos para aplicarla de forma efectiva cuando finalmente vea la luz.

Aspectos importantes de la revisión
Como en toda revisión de norma, hay una parte que no siempre se ve a simple vista pero que es clave: los ajustes técnicos finos que afectan directamente a la forma en que trabajamos en la práctica.

- Ajustes de tolerancias: Uno de los puntos que más debate generó fue cómo se deben medir las desviaciones en las escalas tonales. Algunos pensaban que había que evaluar todos los pasos del 1% en toda la escala de tonos, lo cual sería una locura operativa para cualquier impresor. Finalmente, se aclaró que no es necesario medir cada paso: las tolerancias se aplicarán por bloques definidos de tonos claros, medios y oscuros. Esto facilita el control sin perder precisión donde realmente importa.

- Nuevos datos de caracterización (UCD): La nueva norma incluirá lo que se ha bautizado como "Unified Characterisation Data" (UCD), una especie de conjunto de datos de referencia más inteligente. ¿El objetivo? Que estos datos sean válidos tanto para métodos clásicos basados en ganancia de punto (Equal TVI) como para otros más modernos como el NNC (Near Neutral Calibration). En la práctica, esto debería permitirnos usar un único dataset que funcione bien con diferentes filosofías de calibración, lo cual simplificaría bastante el trabajo.

- Compromiso con el PC1: La revisión también propone definir una nueva condición de impresión de compromiso, conocida como PC1. Esta condición busca establecer un punto medio que pueda ser usado como referencia común, evitando que cada imprenta tenga que reinventar la rueda según el papel o el entorno productivo. Se está desarrollando un método de cálculo específico para definir los valores objetivos dentro de esta nueva condición, permitiendo así una implementación más coherente en distintas realidades productivas.

En conjunto, estos cambios no son meros ajustes cosméticos. Son los engranajes que van a marcar cómo interpretamos, medimos y aplicamos la calidad en la impresión offset durante los próximos años. Y como siempre, cuanto mejor los entendamos, mejor preparados estaremos para aplicarlos sin que nos pillen con el pie cambiado.

¿Cómo te afecta a ti, impresor?
Lo entiendo. A estas alturas del artículo, podrías estar pensando: “¿Y qué gano yo con todo esto? ¿Más trabajo, más lío, más normas que complican lo que ya funcionaba?”
Pero déjame darte la otra cara de la moneda.
Sí, implementar esta nueva versión de la ISO 12647-2 va a implicar revisar procesos. Pero también abre una oportunidad única: dejar de adaptar tu trabajo a estándares que ya no reflejan la realidad de los papeles y condiciones con las que realmente imprimes. Esta actualización no está pensada para ponértelo más difícil, sino para darte herramientas más realistas y flexibles.

Con los nuevos métodos de evaluación y los futuros perfiles ICC, vas a tener por fin la posibilidad de ajustar tu producción a lo que realmente ves y mides, no a lo que una norma escrita hace diez años decía que tenías que conseguir. Más precisión. Menos discusión con el cliente. Y una trazabilidad de calidad mucho más sólida.

Además, si tú eres de los que apuestan por trabajar bien y con garantías, esta revisión es una aliada. Porque alinea tu esfuerzo con un marco técnico más coherente. Y eso, aunque ahora suene a lío, puede traducirse en menos ajustes, menos reclamaciones y más confianza en cada impresión.

Así que no lo veas como un obstáculo. Velo como una puesta a punto. Un paso adelante para trabajar con más criterio y menos suposiciones.

¿Te va a tocar adaptarte? Sí. ¿Vas a tener que aprender cosas nuevas? También. Pero, si te preparas bien, lo que viene puede colocarte varios peldaños por encima de quienes sigan haciendo lo de siempre, esperando resultados diferentes.

Reflexión final
Esto ya no va solo de imprimir bien. Va de imprimir con criterio, con respaldo técnico y con visión de futuro. La revisión de la ISO 12647-2 marcará un antes y un después en la forma de entender la calidad en impresión offset. No es un cambio estético, ni un retoque menor: es una evolución profunda, que afecta directamente a la forma en que gestionas el color, calibras y ajustas tus máquinas para obtener el mejor resultado posible.

Adaptarse no es opcional. Y hacerlo bien, sin perderse entre tecnicismos ni improvisar sobre la marcha, requiere conocimiento, experiencia y tiempo. Tiempo que probablemente no tienes. Porque mientras tú estás resolviendo urgencias de producción, las normas siguen avanzando, los perfiles se actualizan y las certificaciones cambian de rumbo.

Por eso, más que nunca, contar con un asesor experto en normativas ISO no es un lujo. Es una necesidad estratégica. Alguien que no solo te informe de lo que cambia, sino que lo traduzca a tu realidad, a tu tipo de cliente, a tu tipo de papel y a tu forma de imprimir. Alguien que te guíe para que la calidad no sea una lotería, sino una constante.

El futuro no se improvisa. Se planifica, se mide y se gestiona. ¿Estás preparado para adaptarte… o dejarás que la nueva norma te pase por encima?

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