Daniel López López
Las normativas ISO se actualizan constantemente para adaptarse a las nuevas exigencias del mercado y a las innovaciones en materiales y tecnología. Hace unos años se introdujeron los métodos de medición M0, M1, M2 y M3, que han supuesto, en teoría, un avance significativo en la precisión y estandarización de la gestión del color. Sin embargo, en la práctica, para la mayoría esto ha generado confusiones que muchas empresas aún no han logrado resolver. ¿Son estos nuevos métodos una mejora? La teoría nos dice que sí, pero también vienen acompañados de complicaciones significativas. Ponte cómodo y acompáñame en este recorrido para entender cómo resolver este enigma.
¿Por qué era necesario introducir M0, M1, M2 Y M3?
El papel, al igual que todo, ha cambiado. Las condiciones de medición tradicionales no eran suficientes para garantizar una reproducción de color precisa. Los agentes blanqueadores ópticos (OBA), utilizados en muchos papeles actuales para mejorar su blancura, interactúan con la luz ultravioleta y afectan la percepción del color. Esto generaba inconsistencias y problemas en la gestión del color que las antiguas normativas no podían resolver.
Para abordar este problema, se introdujeron cuatro nuevas condiciones de medición:
- M0: La que se ha utilizado siempre, sin control de la luz UV.
- M1: Controla la influencia de los OBA al estandarizar la fuente de luz a D50, 5000ºK con UV incluida.
- M2: Igual que M1, pero excluye la luz UV, minimizando la influencia de los OBA.
- M3: Similar a M2, pero añade filtros de polarización para reducir reflejos especulares. Se suele utilizar en las máquinas de impresión offset con tinta grasa.
Ventajas de los nuevos métodos de medición
La principal ventaja de estas nuevas condiciones es la mejora en la precisión y consistencia de la medición del color. Al tener en cuenta la influencia de los OBA y otras variables, es posible obtener una reproducción de color más fiel a la intención original, lo cual es crucial en un mercado que exige cada vez mayor exactitud.
Además, estas condiciones deberían permitir una mejor comunicación del color entre diseñadores, preimpresores e imprentas, ya que todos trabajaríamos bajo los mismos estándares y comprenderíamos cómo se está midiendo y reproduciendo el color. Esa es la teoría, por eso se crearon los nuevos estándares de Fogra51 y Fogra52 para que todos pudiéramos migrar de los antiguos Fogra39 y Fogra47 a estos. Pero la realidad es muy diferente.
Problemas que están ocurriendo
Confusión y Desconocimiento
El principal problema, sin lugar a duda, es la falta de conocimiento sobre cuándo y cómo utilizar cada una de estas condiciones de medición. Muchas empresas continúan utilizando M0 por inercia o simplemente porque llevan toda la vida haciéndolo de esa forma, sin darse cuenta de que, al no considerar los OBA, están obteniendo mediciones inexactas que afectan la calidad del producto final. La formación en color es una asignatura pendiente en muchas empresas de la industria gráfica.
Problemas con la medición M1 y el proyecto D50noUV
Aunque el sistema de medición M1 fue introducido para mejorar la precisión al considerar los OBA, en la práctica también presenta problemas significativos. Esto se debe al cambio global en la iluminación ambiental, donde hemos pasado de utilizar tubos fluorescentes con contenido UV a tecnologías LED que carecen de radiación UV. La ausencia de luz UV en la iluminación moderna afecta la apariencia del color, especialmente en materiales con OBA, ya que estos agentes requieren luz UV para activarse y blanquear el papel. Sin UV, el papel puede parecer más amarillento de lo esperado, lo que genera discrepancias entre las mediciones realizadas bajo M1 y la percepción visual en entornos iluminados con LED sin UV. Por ese motivo, el Instituto Fogra ha creado un proyecto llamado D50noUV para desarrollar un nuevo sistema que se adapte a la realidad actual.
Es importante destacar que, aunque tanto M2 como D50noUV excluyen la luz UV, no son lo mismo. M2 es una condición de medición que elimina la luz UV durante la medición del color, enfocándose en obtener datos sin la influencia de los OBA pero sin considerar cómo se percibirá el color bajo iluminación estándar. Por otro lado, D50noUV es un enfoque integral que afecta tanto la medición como la visualización del color, adaptándose a las condiciones de iluminación actuales sin UV. Esto busca alinear la medición y la percepción visual del color, ofreciendo una representación más precisa y consistente en entornos iluminados con LED sin UV.
¿Entonces qué hago?
Entiendo que todo esto puede parecer, y es, un gran lío. Posiblemente te estés preguntando: ¿qué sistema de medición utilizo? La respuesta no es sencilla; todo dependerá del objetivo que quieras conseguir. Los nuevos métodos de medición son recomendables, sí, pero hay que ser muy consciente de cómo se tiene que realizar la conversión de color entre diferentes perfiles. Por eso siempre indico que actualmente es necesario tener formación, porque esto no va de tener un software o dispositivo de medición de última generación, sino de entender cómo utilizarlo correctamente para conseguir nuestro objetivo.
Software de gestión de color: Necesario, pero con precaución
El uso de software de gestión de color es necesario, de eso que no te quepa la menor duda. Cada nueva normativa incluye nuevos perfiles ICC, y sin un software que nos permita realizar la conversión de color entre ellos, el resultado puede ser desastroso. Eso sí, es importante entender cómo una mala configuración nos afectará al resultado final. Si utilizamos perfiles ICC en M0, otros en M1, otros en M2 y posiblemente en el futuro con D50noUV, esto puede ser un caos en el resultado del color. Por eso es importante no solo tener el software adecuado, sino también aprender cómo funciona la ciencia de la gestión del color.
El futuro de la medoción del color
El futuro, más que claro, es incierto. Hay que avanzar, no queda otra. Pero tenemos que entender que el color es tan complejo y personal que no es sencillo estandarizarlo. Aunque las normativas se realizan de forma consensuada, luego en la práctica pueden aparecer problemas. Poco a poco, todo apunta a que conseguiremos una mayor estandarización en la gestión del color, pero es un proceso largo que requiere su tiempo para adaptarse a las realidades tecnológicas y ambientales actuales. Vamos a darle un voto de esperanza.
¿Te has aclarado? Déjame contártelo de forma sencilla:
El mundo de la medición del color es un rompecabezas, y es normal sentirse un poco perdido entre tantas siglas y estándares. Pero no estás solo en este laberinto. Lo importante es entender que cada método tiene su lugar y que la formación es la brújula que te ayudará a navegar.
Así que, antes de volverte loco decidiendo entre M0, M1, M2, M3 o D50noUV, tómate un respiro. Invertir en conocimiento y comprender cómo estos métodos afectan tu trabajo es la mejor manera de ofrecer calidad y mantener a tus clientes satisfechos.
Al final del día, el color puede ser caprichoso, pero con las herramientas y una formación adecuadas, puedes dominarlo. ¿Listo para asumir el desafío?