Xavier Teixidó
Las necesidades de mejorar la calidad del trabajo, la productividad, las relaciones personales entre compañeros o la capacidad de liderazgo de los responsables se presentan como factores vitales para el cambio y el crecimiento de todas las empresas. Y en ese proceso, el Coaching se posiciona como un auténtico catalizador de la reacción acelerando los procesos, estimulando la transformación y definiendo con exactitud los componentes necesarios para provocar ese cambio y resolver cualquier conflicto derivado del mismo.
Un Coach es un apoyo, es el medio para que una persona obtenga un resultado. Y esto es importante tenerlo en cuenta porque el Coach no es un Consultor ni una suerte de Gurú: es simplemente una persona que guía en un proceso donde es el mismo cliente el que, lanzando una mirada hacia sí mismo, obtiene la respuesta.
¿Entonces, qué hace realmente el Coaching?
Un Coach, como su propia semántica nos muestra, es un entrenador. Es un profesional que cuestiona los problemas de una empresa y proporciona una guía para que el empresario logre resolver la situación.
Desde el inicio, es un observador del problema. Usando como vehículo una charla con el cliente, pregunta y utiliza la escucha activa para conocer los orígenes del problema. Para llegar a la raíz, el Coach usa herramientas como el metalenguaje y el lenguaje persuasivo procedentes de la programación neurolingüística. Utiliza las llamadas preguntas poderosas como estrategia de entrada. La comunicación no verbal y la gestualidad del cliente proporciona también indicadores de gran valor sobre su estado emocional, el cómo vive ese problema en su cuerpo y qué nos quiere decir su mente inconsciente.
La escucha activa del Coach es un elemento clave, el entrenador necesita poner su máxima atención no sólo a lo que el cliente dice, sino muy especialmente a cómo lo dice. Las preguntas son sólo un vehículo para llegar al problema y le permitirán al Coach determinar el grado de enfoque hacia el objetivo que tiene el cliente, sus fortalezas, su intención de cambio, su voluntad para explorar, retar y su deseo de cambiar pensamientos. El grado de empatía, calibración de lenguaje verbal y no verbal, el tono y volumen de la voz y la sintonía son piezas importantes para conducir esa conversación de forma fluida y en las que un Coach se revela como experto.
En algún punto de la conversación, el cliente seguramente tomará conciencia de su situación y de los hechos. El Coach no los va a interpretar, ni el cliente los va a juzgar. No es tan importante la historia como la creencia limitante que existe detrás. Esa es la que hay que sanar y reprogramar para alcanzar el objetivo deseado.
Necesito un Coach
Efectivamente no es una pregunta, es una afirmación. Todas las empresas necesitan un Coach y herramientas de Coaching en algún momento de su trayectoria. A modo de analogía: la medicina como se entiende en oriente es claramente distinta al enfoque en occidente. Nosotros como europeos vamos al médico cuando ya nos sentimos enfermos o estamos en situación comprometida. Es decir, cuando ya tenemos el problema encima. Sin embargo no ocurre así en Asia, donde la gente acude al médico mucho antes de que pueda aparecer una enfermedad. En Japón es habitual ir al terapeuta de Shiatsu una vez al mes o incluso en ocasiones cada 15 días simplemente como mantenimiento. Tener el sistema a punto, engrasado y fluyendo es una labor preventiva que los japoneses se toman muy en serio, en cualquier aspecto de su vida. Saben bien que tratar de resolver el problema cuando ya está encima es muchísimo más complicado. Ergo, ¿podemos nosotros hacer lo mismo usando el Coaching? Podemos y debemos, considerando además la exponencial transformación del mundo empresarial que vivimos en la actualidad.
Charles Darwing decía que no sobrevive la especie más inteligente, sino la más flexible y adaptable a los cambios. Este es un buen punto de partida para comprender el valor del Coaching en una empresa: una herramienta para el cambio y adaptación constante sin fecha de caducidad.
Cuándo introducir el Coaching en mi empresa
Una vez tomada la decisión de hacer algo para solucionar la situación de conflicto, hay que hacerse una serie de preguntas para determinar qué es exactamente lo que sucede, y de esta manera poder contarle al Coach cuál es el motivo por el cual lo contratamos. Hágase, por ejemplo, estas 3 preguntas:
- ¿Su empresa no ha llegado al nivel de objetivos que usted cree que es capaz de conseguir?
- ¿Se pasa el día apagando fuegos en lugar de generar ideas, nuevos productos y cumplir esos objetivos?
- ¿Tiene la sensación desde hace tiempo de que está trabajando para su empresa en lugar de que la empresa trabaje para usted?
Si la respuesta es Sí, tiene un problema que solucionar.
Los beneficios del Coaching para una Empresa son extensos. Existen diferentes tipos de Coaching dependiendo del escenario y las necesidades, entre ellos el Coaching Ejecutivo, el Coaching Relacional, el Coaching para Emprendedores, el Coaching para el Liderazgo…. Veamos algunos de los poderosos beneficios que una empresa va a obtener desde el minuto 1 usando el Coaching para su desarrollo profesional:
- Mejorar las relaciones entre empleados.
- Aumentar la productividad de líderes y equipos.
- Perfeccionar la habilidad para hablar en público y comunicar mejor.
- Mejorar las habilidades de negociación de jefes y directivos.
- Aumentar el compromiso para con la empresa.
- Mejorar la relación para con los clientes y la cohesión interna.
- Aumentar la productividad, la calidad y las ventas.
- Desarrollar habilidades personales aplicables a la empresa.
- Mejorar el feedback post-venta.
El Coaching se ha posicionado en las últimas décadas para enseñar a los individuos a ser funcionales y reactivos en un nuevo entorno, a mejorar sus competencias y evolucionar su identidad y propósito profesional y personal. En un próximo artículo conoceremos las bondades del Coaching Ejecutivo. Hasta entonces, manos a la obra.