Redacción Alabrent
La importancia que se atribuye a la madurez digital se debe probablemente a la oportunidad de atraer nuevos estudiantes que proporciona el uso de las tecnologías digitales, ya sea a través de aulas mejoradas o experiencias de aprendizaje en línea. En comparación con otros sectores3, los directivos del sector educativo son los que consideran en mayor medida (23%) que obtener una ventaja competitiva superior es el principal beneficio de ser una organización digitalmente madura, junto con:- La mejora de los procesos de negocio (19%)
- El acceso más fácil a la información (17%)
- Un menor tiempo de dedicación para completar tareas (12%)
No obstante, el estudio subraya diversos obstáculos en el camino hacia la madurez digital, estado en el que la organización utiliza herramientas avanzadas para impulsar el rendimiento del negocio, desarrolla iniciativas basadas en la tecnología y gestiona sus procesos digitalmente. Los directivos del sector educativo se enfrentan a retos tanto financieros como culturales a la hora de desarrollar iniciativas digitales.
El 48% de los directivos encuestados subrayó los costes como la principal barrera para lograr la madurez digital. Tal vez esto refleje el hecho de que el sector educativo está a menudo sujeto a importantes restricciones de gasto, puesto que se enfrenta a la necesidad de repartir un presupuesto limitado de forma equilibrada entre el personal, las instalaciones y la tecnología. De hecho, el informe “Education at a Glance 2013” de la OCDE reveló una caída del gasto público en instituciones educativas en varios países europeos, entre ellos Italia, Portugal, España y el Reino Unido4.
La importancia de las tecnologías digitales para conseguir una mayor ventaja competitiva se ve reflejada en la intención de los equipos directivos de este sector de involucrarse cada vez más en actividades digitales, puesto que un 62% de los encuestados se ha mostrado interesado en mantener los procesos al nivel de la madurez digital. Sin embargo, los directivos del sector educativo son los que han demostrado en menor medida (71%) tener una visión clara para alcanzar la madurez digital, solo superados por los directivos del sector público.
Esta falta de visión puede deberse a que el sector educativo tiene una mayor dependencia en la experiencia interna que otros sectores, lo que podría obstaculizar su progreso. De hecho, el estudio revela que los directivos del sector educativo afirman que contar con la ayuda de un socio externo con mayor experiencia podría ser un factor crucial para alcanzar la madurez digital.
Existen otras barreras que ponen de manifiesto las dificultades que deben afrontar los directivos de instituciones educativas al incorporar empleados con diferentes niveles de conocimientos tecnológicos, así como la importancia de que los directivos comuniquen una visión clara. Casi la mitad (48%) afirmó que inculcar las ventajas del uso de tecnologías digitales a todos los niveles de la institución fue un obstáculo para alcanzar la madurez digital, mientras que un 43% mencionó la necesidad de cambiar las formas de trabajar para seguir el ritmo de las nuevas tecnologías ya existentes.
Carsten Bruhn, vicepresidente ejecutivo de RICOH Europe, afirma: “Hoy en día, las aulas mejoradas con tecnología digital, el auge de la formación a distancia y los cursos abiertos en línea (conocidos como MOOC) ponen de manifiesto que el futuro de la educación tiene un claro enfoque digital. Las grandes preguntas a las que se enfrentan los líderes educativos son: ¿qué supondrá la madurez digital a mi organización? y ¿cómo puedo garantizar que nuestro personal y nuestros procesos trabajarán en armonía con este objetivo?”
“Con pizarras interactivas ya presentes en la actualidad en muchas aulas, y el uso cada vez más extendido de dispositivos móviles entre los estudiantes, en los próximos cinco años veremos cómo las experiencias colaborativas en tiempo real se convierten en algo habitual en el ámbito educativo. Sin embargo, el impacto de la madurez digital no solo ha de tenerse en cuenta en las aulas presenciales y virtuales, sino también como una forma de optimizar procesos y aumentar la eficiencia. Contar con una estructura digital sólida y el soporte experto de un socio externo son esenciales si los directivos de instituciones educativas quieren sacar el máximo partido de sus presupuestos limitados y mantenerse al día en un entorno en el que las capacidades digitales están en evolución constante”.