Redacción Alabrent
Pero, ¿y si es precisamente su atuendo el que refleja un compromiso con una causa que merece la pena? Ese es el principio que mueve a organizaciones como RCGD Global y su iniciativa Red Carpet Green Dress™, que fomenta la sensibilización ecológica del diseño y la producción de moda a nivel global. Gracias al apoyo de las «celebrities» que pasan por la alfombra roja en las ceremonias anuales de entrega de premios, esta iniciativa ha podido colaborar con la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas para poner de relieve la causa de una moda más sostenible.
Las celebridades tienen a su alcance la plataforma para vestir prendas fabricadas de forma sostenible para el mundo, pero el verdadero objetivo es que la ropa sostenible sea accesible (o al menos sea la norma o la expectativa) para los consumidores de todo el mundo. Un objetivo que puede estar más cerca de lo que muchos, incluso dentro de la industria de la moda, pueden pensar.
Conciliar el mundo de la moda con la exigencia de aplicar prácticas sostenibles representa un reto constante. Y las respuestas a estos desafíos no son sencillas. El Foro Económico Mundial calcula que el sector de la moda y los textiles es responsable de una décima parte de las emisiones de carbono en todo el mundo y que, además, más del 85% de toda la ropa que se fabrica acaba cada año en los contenedores de basura. La revista Harvard Business Review señala que desde el año 2000 no se han producido avances significativos en el ámbito de la moda sostenible, y pone como ejemplo la sobreproducción imparable del calzado. Es de sobras conocido que la industria textil es una de las más contaminantes y generadoras de residuos del mundo. Por eso, medidas como la Fabric Act de Nueva York y la Estrategia de la UE sobre los Productos Textiles Sostenibles y Circulares reflejan el esfuerzo incansable por acompañar a la industria por la senda de una actividad más responsable.
Con un creciente ecosistema de colaboradores que abarca las comunidades tecnológicas y de diseñadores de todo el mundo, empresas como Kornit se han comprometido a transformar radicalmente el futuro de la moda para situarla en un mercado más exigente y responsable, caracterizado por una mayor creatividad y por el establecimiento de modelos de negocio rentables. Lo hacemos rompiendo los modelos de producción tradicionales, eliminando la dependencia de cadenas de suministro globales complejas y vulnerables y agilizando el camino desde el concepto creativo hasta el momento de ponernos una prenda de vestir.
Piense en lo que conlleva el modelo tradicional de fabricación de ropa. Una idea puede tardar más de un año en llegar a la pasarela. Además, comercializar una prenda exige construir un inventario. La construcción de ese inventario requiere un acceso estable o con costes controlados a las materias primas necesarias. Y las cadenas de suministro están sujetas a cuellos de botella, aranceles, problemas de derechos humanos o laborales, pandemias, casos de fuerza mayor... la lista es inacabable. La única esperanza para no perder dinero es vender la mercancía suficiente como para justificar el inventario. Cuando se produce un cambio en el ciclo de la moda, se reduce el inventario y, en última instancia, los artículos que no se han vendido se dan por perdidos, se donan, se desechan o incluso se queman. Esencialmente, las empresas apuestan por la popularidad de sus creaciones. Perder significa no sólo reducir los márgenes de beneficio, sino en muchos casos la reputación de contribuir a agravar el problema generando más residuos. Pregunte a Shein, H&M o Burberry lo que eso significa. La sobreproducción no es sostenible ni como modelo medioambiental, ni como modelo de negocio ni como modelo de relaciones públicas.
La tecnología de producción digital a la carta ya está resolviendo este problema para creadores, marcas y proveedores de todo el mundo. Y esta nueva realidad está a punto de irrumpir en la realidad imperante. El comercio electrónico lleva mucho tiempo creando un abanico casi ilimitado de opciones para el consumidor. Ahora, un ecosistema maduro de tecnologías digitales está haciendo lo mismo para los diseñadores que buscan hacer realidad todas sus visiones. También para las marcas que buscan captar y capitalizar las tendencias sociales desde el mismo momento en que surgen y para los fabricantes que desean crear nuevos productos y explotar nuevos mercados a su antojo. La realidad virtual, la realidad aumentada y el Metaverso ofrecen a diseñadores y consumidores nuevas formas de interactuar, permiten modelar conceptos en tiempo real y «probarse» virtualmente cualquier prenda antes de decidirse por una. Y gracias a la tecnología digital, es únicamente en ese momento cuando se fabrica la ropa.
Además de emplear tintas a base de pigmentos que cumplen estrictos estándares medioambientales (GOTS, OEKO-TEX Eco Passport y BLUESIGN entre otros), los sistemas de impresión bajo demanda permiten a los diseñadores llevar sus creaciones de la idea a la pasarela en cuestión de semanas, con tejidos personalizados listos para usar en cuestión de minutos, perfectos para probar distintos materiales y efectos gráficos. Los costes de producción son bajos y uniformes, lo que permite obtener márgenes de beneficio sólidos ya sea con pedidos de un artículo o de mil piezas. La velocidad de comercialización, en combinación con sistemas eficientes de flujo de trabajo y una visibilidad que garantiza un proceso logístico del píxel al paquete ágil y responsable, genera un modelo de negocio realista en el que solo se fabrica lo que se vende. Eso permite poner a salvo las operaciones frente a interrupciones imprevistas y relocalizar las operaciones mitigando, por lo tanto, los riesgos en la cadena de suministro. Diseñadores y marcas observan cómo una red cada vez mayor de proveedores digitales está dispuesta a acoger sus negocios, plasmando con una gran calidad sus ideas en la mayoría de los materiales, listos para llevar o enviar casi al instante.
Una cosa es hablar de la mecánica de la fabricación digital de ropa y otra ver lo que puede llegar a ser el producto acabado. Por eso es tan importante colaborar con organizaciones como Red Carpet Green Dress™, ya que permite poner de relieve creaciones atrevidas y bellas que surgen de un proceso que cumple la promesa de un mundo digital: el uso de menos mano de obra, menos materiales, menos energía, menos tiempo y menos espacio para reducir la huella de carbono sin exigir nada a cambio y, en muchos casos, incluso introduciendo nuevas posibilidades gráficas y táctiles. Nuestra colaboración con threeASFOUR y YesAnd en la Semana de la Moda de Nueva York demuestra que todo eso es factible. Nuestras presentaciones en la pasarela de las Kornit Fashion Weeks en Los Angeles, Tel Aviv y Londres demuestran la viabilidad de estas propuestas.
Tenemos muchas ganas de mostrarle en la gala de los Oscars las creaciones digitales hechas con criterios sostenibles. Y si se queda con ganas de más, marque en su agenda el evento de la Kornit Fashion Week Tel Aviv de 2023 que se celebrará entre el 19 y el 22 de marzo. Ahí, 28 diseñadores de primera línea llevarán a la pasarela sus últimas creaciones hechas con tecnología de impresión digital.
Quién sabe: al final, puede que el galardón se lo lleve la moda sostenible bajo demanda.