¿Cuáles son los grandes retos del sector para los próximos meses?
El papel, omnipresente en campos como la educación, la comunicación, el arte y la cultura, la sanidad y la higiene, el comercio y el transporte de todo tipo de mercancías... es un perfecto termómetro de la marcha de la economía.
En los nueve primeros meses de 2008 el consumo de papel descendió un 5,5% con respecto al mismo periodo del año anterior, como consecuencia de la situación económica general. La estrategia del sector se dirige a incrementar nuestra participación en mercados exteriores para compensar en lo posible la debilidad de la demanda interna: las exportaciones de papel se incrementaron un 10,8%, mientras las importaciones se mantenían en niveles similares (-0,1%). De este modo se consiguió compatibilizar un descenso del consumo del 5,5%, con unos niveles de producción un 1,9% por debajo de los del año anterior.
Las previsiones económicas para los próximos meses no son precisamente halagüeñas y resulta clave mantener nuestro nivel de competitividad con respecto a los competidores exteriores. Para ello, es necesario un marco estable e incentivador en aspectos clave como la energía y las materia primas, que favorezca la competitividad. Y desde luego un elemento clave para mantener e incrementar nuestra competitividad es la innovación.
¿Cuáles son los valores firmes que tiene?
La tendencia sectorial en nuestro país, independientemente de esta coyuntura adversa, es de crecimiento de la producción, muy por encima del PIB español: en los últimos veinte años, la producción se ha más que duplicado, reflejando la temperatura de nuestra economía. Actualmente, el consumo total de papel en España asciende a 7,7 millones de toneladas anuales, mientras en 1997 era de 5,6 millones de toneladas y el 1987 de 3,5 millones de toneladas.
La industria papelera española ha acometido en los últimos años una verdadera revolución medioambiental y de renovación tecnológica, con grandes inversiones. Todo ello ha supuesto mejoras sustanciales en cuanto a competitividad y modernización de la estructura productiva, haciendo posible que la industria papelera haya sido en los últimos años uno de los sectores más innovadores y con mayor expansión de la economía española.
Por otra parte, las características medioambientales del papel –natural, renovable y reciclable- hacen de él el material del futuro. Se trata en definitiva de ofrecer productos que satisfagan las necesidades de los consumidores con el menor impacto ambiental posible y en este escenario se abre para el papel un amplio abanico de oportunidades.
¿Cuáles serían las principales soluciones a los retos planteados?
La industria papelera cuenta con un product mix muy rico. Y esa gran variedad de productos papeleros es fruto de su constante adaptación a nuevos usos. Más del 30% de los papeles que hoy empleamos responden a nuevas funcionalidades que hace 10 años no existían. Nuevos productos de alto valor añadido con sorprendentes prestaciones e insospechadas aplicaciones: papel impermeabilizado, cushion, microrizado, metalizado, inter-leaving, autoadhesivo... con propiedades como la inhibición del moho, la resistencia a elevadas temperaturas, la gran extensibilidad...
Por lo que respecta a los tres grandes tipos de papeles, los estudios de prospectiva coinciden en señalar un futuro despejado para los destinados a usos higiénicos y sanitarios, que no tienen seria competencia en materiales sustitutivos.
Para los papeles destinados al embalaje, los análisis destacan las ventajas competitivas del papel, frente al plástico, su principal rival en estas aplicaciones. El papel como material de embalaje (cartón ondulado, cartoncillo, sacos y bolsas) es reciclable y renovable, sólido, resistente, ligero, de gran adaptabilidad, higiénico, ofrece gran calidad de impresión y resulta inmejorable como vehículo de marca.
Y en cuanto a los papeles gráficos, el desarrollo de las modernas tecnologías de la comunicación ha supuesto cambios en los hábitos de consumo. Sin embargo, el papel se está adaptando bien a los nuevos escenarios en los que por una parte perviven los hábitos de consumo tradicionales y por otra parte se están desarrollando nuevos hábitos de consumo.
El desarrollo de las tecnologías de la información no ha traído consigo la anunciada "oficina sin papeles", sino la "imprenta ubicua". Gracias a los potentes programas de edición y a las modernas impresoras, el más modesto PC se convierte en una verdadera imprenta. El correo electrónico ha supuesto un importante aumento del tráfico de información y ha introducido un cambio en el proceso: antes se imprimía y después se distribuía; ahora se distribuye electrónicamente y es el receptor quien imprime.
Por otra parte, continúan apareciendo nuevos diarios impresos y el fenómeno tan exitoso de la prensa gratuita está revolucionando un mercado cuyo futuro se estaba poniendo en entredicho. Y las nuevas tecnologías traen consigo innovaciones como por ejemplo la edición bajo pedido, el “fastbook”, que abren nuevas posibilidades a la edición en papel.
El alto nivel competitivo del sector papelero español, con productos que por sus características de adaptabilidad al uso, calidad, innovación y comportamiento medioambiental se adaptan en cada momento a la demanda del mercado es clave para afrontar la difícil coyuntura económica que atravesamos.
Entrevista a Carlos Reinoso, secretario general de Aspapel
"La tendencia sectorial en nuestro país, independientemente de esta coyuntura adversa, es de crecimiento de la producción, muy por encima del PIB español"