Redacción Alabrent
Un cuaderno para tomar notas, una caja de cartón donde guardar algún objeto, la invitación a una boda, el póster colgado en la pared de cualquier habitación, la carta de un restaurante, los libros que podemos encontrar en una estantería… Todos estos objetos impresos tan cotidianos en nuestro día a día no llegarían a nuestras manos si antes no hubieran pasado por diferentes procesos que les otorgan su forma, tamaño, imagen y tacto final. Se trata de los acabados o postimpresión, la etapa final dentro de la industria gráfica para que los productos impresos lleguen hasta nosotros. Y precisamente es en este estadio donde estos productos adquieren un valor diferencial gracias a los múltiples procesos existentes: Laminado, barnizado, troquelado, encuadernación, plegado, enfajado…
Miquel Gimeno, jefe de estudios del Instituto de Formación Profesional Antoni Algueró, ubicado en Sant Just Desvern (Barcelona) y especializado en ciclos formativos relacionados con la familia de las artes gráficas, conoce muy bien qué nos aportan los procesos de postimpresión y acabados: “Son los que otorgan el resultado final a un producto gráfico. Tienen mucha importancia porque, más allá de que el material tenga una buena impresión, si no hay un buen acabado, el producto no estará preparado para cubrir las necesidades del cliente”. Unas necesidades que siguen vigentes a pesar del aumento de la digitalización y que se refleja en el hecho de que los folletos, catálogos, tarjetas, láminas, vales o etiquetas siguen siendo elementos de uso cotidiano en nuestra sociedad.
El sector gráfico mantiene un peso significativo dentro del tejido económico de España. En 2019 llegó a facturar 14.000 millones de euros y emplear a 93.000 personas, unas cifras que se vieron afectadas por la pandemia de Covid, pero que van recuperando la estabilidad. Para destacar la importancia de este sector y su diversidad de procesos, Gimeno pone un buen ejemplo: “A los alumnos les digo muchas veces que cuando entren en el supermercado vayan observando la cantidad de elementos donde ha intervenido un proceso de la industria gráfica: Carteles, etiquetas, envases de cartón, envoltorios… Solo son una muestra de la magnitud de elementos que vemos a diario y que conllevan un trabajo de postimpresión”.
Un mundo de posibilidades
Las funciones que otorgan los acabados de impresión son muchísimas; desde hacer que el producto sea más llamativo aplicándole un barnizado con relieve a conseguir una mayor protección al material con un laminado. Sea cual sea la elección, sin duda supone dar un valor añadido e identificativo al producto. O sea, diferenciarlo en un mercado abarrotado y darle una identificación muy valiosa para las marcas.
Por esta razón, los equipos de diseño de producto y packaging ‘juegan’ con las múltiples posibilidades que dan los acabados de para atraer al consumidor, aprovechando dos sentidos tan poderosos como la vista y el tacto.
Precisamente, el packaging es otro buen ejemplo para observar cómo los trabajos de postimpresión nos ayudan a tener productos más atractivos y funcionales. Las cajas han adquirido nuevas formas gracias a diseños de corte y plegado más complejos, y su decoración juega con los nuevos brillos y texturas que aportan acabados como el barnizado selectivo UV Spot o los nuevos films para el laminado. De hecho, como apunta Gimeno, el packaging ha adquirido un gran protagonismo en la industria gráfica: “Estamos en un proceso de reinvención y se nota con la fuerte demanda en procesos relacionados con el packaging o las etiquetas”.
Proteger, embellecer, impactar
Como hemos comentado, los acabados proporcionan la forma definitiva al producto final impreso para darle la funcionalidad deseada. Algunos procesos como el laminado o plastificado tienen una trayectoria industrial muy extensa y potente. Con él, se consigue un material impreso más rígido, duradero y, también, más agradable a la vista y a tacto. Por este motivo, son muchísimos los productos laminados que podemos usar cada día: La carta de un restaurante, la carátula de un libro de bolsillo, una postal o el cartón de una caja de perfume…
Además de proteger, la laminación también permite dar un determinado efecto visual gracias a los diferentes tipos de films existentes. Si usamos un film brillante conseguiremos que la superficie de un impreso refleje la luz y llame la atención, mientras que un film mate evita este reflejo, dando al acabado un estilo sobrio y elegante. Incluso se puede dar una determinada textura aterciopelada con films especiales como el Velour, que podemos encontrar, por ejemplo, en los estuches de numerosos productos de lujo.
En el proceso más habitual de laminado, el film se une al material impreso mediante calor, adhesivo y presión. Una tecnología que usan fabricantes como Bagel Systems, con una gama de equipos adaptados para diferentes volúmenes de producción. A máquinas tan contrastadas como la Digifav o la Ilam Pro, que ofrece la opción de laminar por las dos caras en una sola pasada, la última novedad de la empresa ubicada en Vallirana (Barcelona) es la Bagel 3D Foil para la aplicación de film dorado o metalizado. Un tipo de acabado también cada vez más solicitado, ya que da un toque sofisticado y permite destacar algún elemento del diseño como las letras o el logotipo. De hecho, ¿Quién no ha visto destellar un trazo, un nombre o una ilustración impresa en la caja de un perfume o en el embalaje de un producto gourmet?
Trabajos de corte y troquelado
El corte es otro de los procesos más habituales del acabado de impresión. Como su nombre indica, este proceso implica recortar los productos al tamaño y forma deseado, ya sea una tarjeta de visita, una invitación, una etiqueta, una postal, un pliego de hojas, un póster…
Tradicionalmente, la máquina más identificativa para este trabajo es la guillotina, pero ahora el corte también permite ser muy creativo. Lo ha fomentado el desarrollo de equipos como las mesas de corte digitales, que no requieren de un troquel físico, sino que es un cabezal móvil que contiene las herramientas de corte el que se desplaza por la lámina, realizando la forma que se ha programado previamente. Un sistema que por su agilidad se adapta muy bien hacia la manera de trabajar cada vez más extendido en el sector de las artes gráficas y que se caracteriza por tiradas más cortas, más personalizadas y de rápida entrega.
Las mesas de corte PFi Blade B2+ y B3+ de Duplo son un gran ejemplo de la versatilidad que ofrecen estos equipos. Para muchos talleres de impresión se han vuelto esenciales para hacer frente a pedidos bajo demanda de cajas, estuches, tarjetas de visita, troquelados, etiquetas, tarjetas de información, tickets o vales. Permiten cortar formas personalizadas y creativas, realizar semicorte en las etiquetas y stickers, y hacer hendidos para las líneas de doblado Sin duda, una manera asequible de diferenciarse y abrir nuevas fuentes de ingresos y oportunidades, produciendo packaging, tarjetas y etiquetas personalizadas, de forma sencilla con el software de específico PFi Connect.
La versatilidad en los trabajos de corte también se refleja en los equipos multifunción, capaces de realizar corte, hendido y perforado en una sola pasada en tarjetas, postales o folletos. Con una gran automatización y un tamaño compacto, estas máquinas disponen cada vez de mayor presencia, tanto en talleres como en imprentas comerciales. También lo fomenta una gama tan variada como la que presenta Duplo, marca de referencia en equipos multifunción. Desde la DC-618, diseñada para trabajos bajo demanda, hasta la DC-746, capaz de realizar grandes tiradas con rapidez y gran calidad.
El arte de encuadernar
La encuadernación es otro de los trabajos de postimpresión con mayor tradición. Aunque los e-books se hayan expandido a caballo de la digitalización de la sociedad, es difícil que la lectura en formato digital transmita las mismas sensaciones que tener un libro físico en las manos. Y es que los lectores también valoran elementos tan asociados a un libro como la calidad de su encuadernación o el diseño de su portada.
Precisamente, la larga tradición de encuadernar ha propiciado que convivan diferentes métodos. Elegir el más adecuado dependerá de la funcionalidad que tenga la obra. Por ejemplo, una de las más comunes es la encuadernación rústica fresada o “tapa blanda”, que podemos observar en la mayoría de ocasiones que cogemos un libro de bolsillo, en que la cubierta (portada y contraportada) va pegada al lomo. Si hablamos de folletos, revistas o catálogos, es común que vayan con encuadernación grapada, rápida y económica. Pero si se quiere dar más protección y duración, se puede optar por el encuadernado cosido.
Con el cosido, las páginas, agrupadas en cuadernillos o pliegos, se cosen con hilo antes de adherirse a la cubierta del libro. Se trata de un proceso que podemos ver en todo tipo de trabajos: Novelas, manuales, ediciones especiales… Dos son sus ventajas: Mayor resistencia y el toque elegante y de calidad que transmite.
A pesar de que la encuadernación cosida requiere mayor complejidad, se ha extendido gracias a la evolución de maquinaria específica como la del fabricante Smyth, con más de un siglo de trayectoria. Actualmente, cuenta con una gama de equipos automáticos y semiautomáticos adaptados a tipo de volúmenes, desde pequeñas y medianas ediciones a trabajos personalizados como álbumes de fotos o libros de gran tamaño.
Hacia la automatización y la versatilidad
La evolución de la maquinaria para la industria gráfica y los acabados responde a las necesidades de adaptarse a las nuevas tendencias del sector, así como también a los gustos de los consumidores. Estas avanzan hacia tiradas más cortas y personalizadas, un hecho que desata otra necesidad para las empresas: Disponer de equipos actualizados que puedan responder a esta clase de pedidos. “Para ello se necesitan equipos más automáticos, capaces de hacer más rentables volúmenes de producción más bajos. Diría que ahora la velocidad no es tan importante como que la preparación de la máquina sea rápida y se pueda aprovechar desde el primer producto”, destaca Gimeno, para quien la automatización es un factor cada vez más diferencial entre las empresas: “Hay talleres que no han avanzado hacia la automatización de muchos procesos y ahora tienen costes más elevados, con el riesgo que eso supone para su rentabilidad”, añade.
Otro aspecto que preocupa a las empresas y que precisamente impulsa la necesidad de tener equipos automatizados es la falta de operarios especializados. “Muchos profesionales se están jubilando y hay dificultades para substituirlos, y justo cuando crece la demanda de estos profesionales porque el packaging está tirando”, expone Gimeno.
¿Pero qué tipo de operarios buscan los talleres de impresión y acabos? Ya no se trata de tener personal muy especializado en un tipo de máquina o proceso, sino operadores capaces de realizar trabajos distintos, apoyados por la mayor automatización de los equipos. Este es el camino que se sigue en el IFP Antoni Algueró, como nos explica su jefe de estudios: “Estamos viendo que a nivel de conocimientos nos piden alumnos capaces de realizar diferentes tipos de acabados. Por eso en el centro disponemos de diferentes recursos, equipos y ciclos formativos para formar en diferentes clases de trabajos.”
El valor de diferenciarse
Si antes hemos mencionado trabajos como el laminado, el corte o la encuadernación, otro de los procesos característicos de la postimpresión son los procesos de embellecimiento. Gracias a la evolución de la tecnología y los materiales, cada vez hay más procesos para realzar el material impreso y darle un toque diferencial. Es el caso de llamado barnizado selectivo.
Se trata de crear un gran efecto de relieve a una determinada área del material impreso, resaltando elementos importantes como el nombre, el logotipo o determinados trazos del diseño. Sin duda, un factor diferencial a la hora de resaltar en los abarrotados estantes de un supermercado o de una librería, donde un libro con el título de su portada en relieve supone un primer punto de atención para el posible comprador.
Mediante el barnizado UV Spot se consigue una impresión texturizada en tarjetas de visita, invitaciones o catálogos o cajas para diferentes objetos. Es una excelente manera de agregar un toque único y elegante, ya que no solo sorprende a la vista, sino también al tacto.
Podemos comprobar el gran efecto que nos produce este barnizado UV Spot con relieve cuando recibimos un producto impreso destinado a dar una buena impresión a quien lo recibe, ya sea una tarjeta de presentación o una postal de felicitación. También en el embalaje de productos selectos, como puede ser la caja de un perfume o de un producto de alimentación gourmet.
El uso de barniz selectivo ha evolucionado mucho gracias a equipos como la Duplo DuSense, que permite realizar este tipo de acabado a talleres de impresión que hasta hace poco aún veían este tipo de acabado fuera de su rango. La DuSense, que recientemente dispone de un nuevo modelo para formatos más grandes (B2), abre nuevas oportunidades a estos impresores que deseen ofrecer a sus clientes productos con mayor valor añadido y, en consecuencia, abrir nuevas oportunidades de negocio.
Una inversión que vale la pena
No hay duda que los acabados de impresión son básicos dentro de la industria gráfica, generando muchas ventajas al producto impreso, tanto a nivel funcional como de sensaciones que transmite. Permiten diferenciar y personalizar el producto, dándole valor añadido. Ignorar estos trabajos cuando se plantea producir catálogos, folleto, postales o pequeñas cajas supone un error. Además, la evolución de la tecnología y los materiales permite realizar muchos tipos de acabados creativos, y a la creciente automatización de la maquinaria multiplica las posibilidades de los talleres, incluso los más pequeños, de ofrecer a los clientes numerosos tipos de procesos. Aprovecharlo supone, en muchos casos, conseguir lo que cualquier producto persigue: Dejar una sensación positiva y duradera a quien lo recibe.
Si tiene una empresa de impresión y desea ofrecer acabados adaptados a las actuales tendencias del sector, contacte con EMG (Equipos y Maquinaria Gráfica), especialistas en maquinaria para todo tipo de trabajos. Su catálogo contiene una amplísima gama de equipos de primeras marcas del sector, adaptadas al volumen y necesidades de cualquier taller. Además, su servicio incluye asesoramiento y atención postventa.