Redacción Alabrent
“La existencia de una fuerte industria papelera nacional —señala Jordi Mercader, presidente de ASPAPEL— ha permitido, durante la pandemia, atender la demanda y evitar el desabastecimiento de productos esenciales. Productos como los papeles higiénicos y sanitarios, los envases y embalajes para comida, bebida o productos farmacéuticos y los papeles gráficos para la comunicación, la información, el ocio y la cultura, entre otros, que fabrica la industria papelera española”.
“La industria de la celulosa y el papel —añade— es un sector esencial en nuestra economía. Lo ha sido, con el esfuerzo hecho por los trabajadores y las empresas, en el sostenimiento de la actividad económica y gestión de la pandemia, durante la emergencia sanitaria. Y lo sigue y seguirá siendo, por su efecto tractor en toda la cadena del papel y en la economía general, de cara a la reconstrucción económica con la que estamos comprometidos”.
El sector tiene un importante efecto multiplicador como motor de una potente cadena de valor, cuya aportación global (directa+indirecta+inducida) a la economía española se traduce en el 4,5% del PIB y el 18,5% del empleo industrial. La cadena de valor del papel, partiendo de materias primas locales genera un valor añadido muy superior a la media de la industria española: supone el 8,8% de la facturación de la industria y el 13,2% de su valor añadido.
Crece la producción de papel, con las recientes inversiones
La bioindustria de la celulosa y el papel inició en 2014, tras la segunda recesión, una recuperación, a muy diferentes velocidades para los distintos tipos de papeles, acompañada de un potente ciclo inversor.
En el periodo 2015-2019, el sector realizó en España inversiones por importe de 1.720 millones de euros en innovación y renovación tecnológica y aumento de capacidad en productos con demanda creciente como los papeles para embalajes y hacia papeles de mayor valor añadido. En 2019 las inversiones por valor de 356 millones de euros suponen el 7,7% de la facturación. Y a ello hay que añadir unas inversiones previstas para 2020 de 250 millones adicionales.
El sector del papel está viviendo un momento de grandes oportunidades y enfrentándose a la vez a desafíos importantes, con una situación muy asimétrica para los diferentes tipos de papeles.
Los papeles para usos gráficos y de comunicación —especialmente el papel prensa— son los que más han sufrido y están sufriendo la penetración de Internet y las nuevas tecnologías. Sin embargo, junto a esa contracción de algunos mercados más maduros, también se está experimentando una expansión notable de los mercados ligados al papel de envases y embalajes y los papeles sanitarios con sus múltiples y variadas aplicaciones y una infinidad de papeles especiales para usos específicos.
Papel
Con un incremento del 4,5%, la biondustria papelera española alcanza en 2019 una producción de 6.436.600 toneladas de papel en sus sesenta y nueve fábricas papeleras. El mayor crecimiento lo experimentan los papeles para cartón ondulado (3.346.800 toneladas) con un incremento del 10,6% y los papeles higiénicos y sanitarios (777.400 toneladas) que crecen el 8,2%.
La producción de papeles gráficos (papel prensa y papeles para impresión y escritura, con un total de 956.200 toneladas) desciende un 7,2% y la de los papeles especiales para muy diversos usos (508.900 toneladas) cae el 4,9%. El resto de los papeles se mantienen en volúmenes similares a los del ejercicio anterior como el cartón estucado (321.600 toneladas) que crece el 0,3% y otros papeles para envases y embalajes (525.700 toneladas), donde se incluyen bolsas, sacos, tubos, celulosa moldeada, etc., que descienden una décima.
Si contemplamos un periodo más amplio, veremos que con respecto a 2015 la producción total ha crecido 241.000 toneladas, con un descenso de 430.000 toneladas en los papeles gráficos (especialmente el papel prensa) y un incremento de 672.000 toneladas para el resto de los papeles.
Con un 7% de la producción total europea, España es el sexto productor de papel de la UE, tras Alemania, Finlandia, Suecia, Italia y Francia.
Celulosa
La producción de las diez fábricas de celulosa en España desciende un 3,3% hasta situarse en 1.656.700 toneladas en 2019. Con un 5% de la producción europea, España es el quinto productor de celulosa de la UE, después de Suecia, Finlandia, Portugal y Alemania.
Primer cuatrimestre 2020
En el periodo enero-abril de 2020, la producción de papel creció en 1,1% y la de celulosa el 5,2%.
Conscientes del carácter esencial de su actividad, la casi totalidad de las diez fábricas de celulosa y setenta de papel, incrementando las medidas de prevención y seguridad, se han mantenido en funcionamiento para evitar el desabastecimiento de productos básicos como los papeles higiénicos y sanitarios, los envases y embalajes para comida, bebida o productos farmacéuticos y los papeles gráficos para la comunicación, la información, el ocio y la cultura, entre otros.
Por tipos de papel, el mayor incremento en cuatro primeros meses de 2020 lo registran los papeles para cartón ondulado, cuya producción crece el 8,9%. La producción de papeles higiénicos y sanitarios crece el 1,6% en el cuatrimestre, con un pico del 11,4% de incremento en abril. El cartón estucado también incrementa su producción (1,2%) en el primer cuatrimestre de 2020.
Por el contrario, desciende la producción de los papeles gráficos (-21%) y en menor medida los papeles especiales (-3,9%) y los papeles para otros envases y embalajes (-1,9%).
El consumo creece por sexto año consecutivo, pero se relantiza
El consumo de papel crece en 2019 el 0,2%, muy por debajo del crecimiento del PIB (2%). Si bien se trata del sexto año de incremento consecutivo, el crecimiento se ve claramente ralentizado. El consumo de papel en España se sitúa en 6.873.900 toneladas, todavía un millón de toneladas por debajo del récord histórico de consumo de 2006, debido fundamentalmente a que el descenso del consumo de los papeles gráficos no ha sido aún compensado por el crecimiento de otros tipos de papeles.
La asimetría en el comportamiento de los distintos grupos de papeles es un año más muy relevante. Los papeles para envases y embalajes de cartón ondulado (4,1%), los papeles higiénicos y sanitarios (4%) y los papeles especiales (3,8%) crecen el doble que el PIB. Por el contrario, los papeles gráficos (prensa, impresión y escritura) registran el mayor descenso (-11,8%) y acumulan una caída del consumo cercana al millón de toneladas desde 2006.
El auge del comercio electrónico y el proceso de sustitución de materiales que viene protagonizando el papel por sus ventajas medioambientales, se refleja en la tendencia de consumo de los distintos papeles para envases y embalajes que se encuentran ya en los niveles de 2008 o por encima de ellos, marcando incluso récords históricos.
El consumo de celulosa en 2019 fue de 1.822.100 toneladas, con un descenso del 4,2%. Tras Suecia, Finlandia, Alemania, Italia, Francia, Polonia y Austria, España es el octavo consumidor de celulosa de la UE.
Las exportaciones suponen el 55% de la facturación del sector
El 55% de la facturación de la bioindustria circular de la celulosa y el papel procede los mercados exteriores, a los que destina el 43% de su producción total.
Papel
En 2019 las exportaciones de papel crecen un 2,6% hasta las 2.651.100 toneladas (el 41% de la producción). Los principales mercados exteriores del papel fabricado en España son otros países de la UE (62%), especialmente las vecinas Portugal y Francia, que suman ellas solas el 43% de las exportaciones totales, así como Italia, Reino Unido y Alemania. Las exportaciones a África (17%) y Asia (11%) suponen ya casi un tercio del total, cuando en 2007 apenas llegaban al 15%.
Las importaciones de papel descienden el 6,1% hasta situarse en 3.088.400 toneladas.
Celulosa
Tanto la exportación (936.800 toneladas) como la importación de celulosa (1.102.200 toneladas) registraron descensos del 2% y el 3,8% respectivamente. Los destinos de las exportaciones fueron en un 73% otros países de la UE (Alemania, Países Bajos, Polonia, Francia, Italia, Reino Unido y Portugal fundamentalmente). La apertura de nuevos mercados para la celulosa fabricada en España es especialmente significativa si consideramos que en 2007 solo el 7% se vendía fuera de la Unión Europea.