Azulete, la “piel” de un museo y papeles Fedrigoni para “contar” el arte vasco

50 años de arte contemporáneo vasco, la “piel” del Museo de Bellas Artes de Bilbao y unas líneas de “azulete”, sobre la base de distintas gamas de papeles Fedrigoni. De la combinación de unos elementos tan potentes sólo podía salir un proyecto editorial tan sugerente como el desarrollado por el estudio de diseño Franziska para el Museo de Bellas Artes de Bilbao.

Los tiralíneas de azulete, que representan la retícula del edificio, se han adaptado a cada uno de los soportes de difusión de la exposición, tanto internos como externos, cobrando especial relevancia en el catálogo.

Redacción Alabrent

Cuando los responsables de la exposición “Después del 68. Arte y prácticas artísticas en el País Vasco 1968-2018” les contactaron para desarrollar la imagen visual de la muestra, que homenajea las últimas cinco décadas de arte vasco, Franziska tuvo claro que necesitaba un nexo que uniera el arte a la propia imagen del edificio del museo.

Y lo encontró en el “azulete”, una herramienta de característico color que se emplea normalmente en el mundo de la construcción para marcar trazados, y en “la piel” del museo reflejada en la retícula que dibuja la perfilería exterior del actual edificio y que ha servido como envoltorio gráfico para todas las piezas de difusión de la exposición.

Ambos elementos se convierten en la columna vertebral de este atractivo y elegante proyecto, que realiza un recorrido por 150 obras de cerca de 100 artistas de varias generaciones. Como escenario de excepción: el propio edificio del museo, inaugurado en 1970, clave en la evolución del arte vasco y con un peso específico en el grafismo de la muestra.

Los tiralíneas de azulete, que representan la retícula del edificio, se han adaptado a cada uno de los soportes de difusión de la exposición, tanto internos como externos, cobrando especial relevancia en el catálogo. Para su diseño, realizado en su totalidad en papel Fedrigoni, el estudio supo entender la personalidad de cada gama de papel a la hora de emplearlos en las más de 500 páginas que lo componen, estructuradas en dos partes principales, una dedicada a las obras en sí y otra centrada en la explicación del contexto histórico.

Franziska utilizó Arcoprint Milk White para la sobrecubierta y Old Mill Bianco para las cubiertas. Pero es sin duda en el interior, donde queda patente la importancia de seleccionar el papel idóneo. En la parte que reproduce las imágenes de las obras de la muestra, donde era fundamental ser fieles a los matices y colores de cada obra, se empleó Symbol Tatami White por su acabado satinado que permite mostrar el brillo y color de las fotografías originales sin necesidad de imprimación de barnices.

En el segundo bloque del catálogo, dedicado a la explicación del contexto artístico y cultural de la época, se empleó Arcoprint Milk, un papel con textura que aporta la calidez necesaria a una sección donde el texto toma el protagonismo.

A Franziska se debe también toda la imagen visual de la exposición -que permanecerá abierta al público hasta el 29 de abril de 2019-, una muestra que permite conocer las formas de modernización del arte vividas en este particular escenario en el último cambio de siglo.

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