Redacción Alabrent
Las anillas, que fueron encargadas por la compañía Frapont, encargada de todo el revestimiento interior en madera del audotirium, han contado además con un barniz especial en cartón kraft. Las cerca de 30.000 anillas que conforman los 900 hexágonos de cuatro dimensiones diferentes crean un techo suspendido que deja pasar el sonido y lo amplifica de manera natural.
Este techo forma parte del interior del auditórium y de un edificio que ha sido diseñado por el arquitecto japonés premio Pritzker de arquitectura internacional 2014, Shigeru Ban, y el francés Jean de Gastines.
La Seine Musicale es un icono cultural y sostenible de Paris construido junto al Sena, al oeste de la capital francesa en la localidad de Boulagne-Billancourt, con más de 1.000 m2 de paneles solares fotovoltaicos que giran en torno a la cúpula siguiendo el nacimiento del sol.
El edificio fue sede histórica del fabricante de automóviles Renault desde 1929 hasta 1992. En él, Shigeru Ban, conocido por su historial en arquitectura humanitaria al levantar edificios y refugios de papel y cartón tras numerosos terremotos como el de Kobe, Turquía, India o Puerto Príncipe, “ha querido realizar un guiño a este tipo de arquitectura”, según explica la directora del Proyecto en Frapont, Laura Navarro.
Icono de sostenibilidad
El proceso hasta dar con el material adecuado para desarrollar estas anillas, que aunaran los dos requisitos técnicos del arquitecto; la resistencia al fuego en un material de cartón y el color –cartón kraft- ha llevado a ambas compañías a realizar numerosas pruebas y testeos en fábrica e in situ.
En primer lugar, localizar el papel que permitía conseguir el producto deseado, con la resistencia al fuego suficiente. En segundo lugar, lograr la fabricación con este material que era distinto al que Alpesa suele fabricar, debido principalmente a la composición del papel y su comportamiento con las colas.
Así, se hicieron pruebas con diversos papeles de base, y combinatorias de colas hasta conseguir acabados de la calidad estética adecuada. Pero que no se pudieron validar hasta no tener los resultados de los ensayos al fuego.
Posteriormente Frapont barnizó las piezas en un proceso complicado. “El papel con el que están realizadas era muy poroso y empapaba mucha agua para resistir al fuego lo que dificultó mucho su acabado al tener que tratar las piezas con máxima delicadeza”, subraya Laura Navarro, directora del proyecto en Frapont. Finalmente, las piezas se perforaron y se ensamblaron con remaches para formar los hexágonos.
En este sentido, el director general de Mandriladora Alpesa, Javier Altur, explica que “ha sido un proyecto con un elevado componente técnico y para el que hemos tenido que contar con la máxima implicación del personal de fábrica, pero el resultado ha sido muy satisfactorio”.