Redacción Alabrent
«Lo que nos preocupaba no era el coste de sustituir los embalajes de nuestros clientes. Era tener que pagar indemnizaciones por los alimentos que contienen», afirma Arend Buitendam, director ejecutivo de Kingston Carton, para explicar por qué la empresa ha implantado un programa de BOBST para migrar sus equipos de conversión de los lubricantes basados en aceites minerales a lubricantes exclusivamente sintéticos aptos para productos alimentarios.
Un embalaje higiénico es un requisito indispensable para todos los fabricantes de embalajes alimentarios, tanto si hay contacto directo como si no. Sin embargo, todas las máquinas de fabricación de embalajes, desde las imprentas hasta las plegadoras-encoladoras, y desde los onduladores hasta las troqueladoras, ceden ocasionalmente lubricantes de sus partes móviles a los embalajes que producen. Aunque los fabricantes hacen lo posible por detectar y eliminar todos los productos afectados, lo cierto es que no se puede excluir que algún embalaje contaminado llegue a las líneas de empaquetado de sus clientes. En ese caso, si la maquinaria del fabricante de embalajes utiliza lubricantes basados en aceites minerales, puede ser que alguna sustancia química peligrosa se traspase del embalaje al alimento. La manera de eliminar este riesgo es adoptar el uso de lubricantes aptos para uso alimentario, continúa Buitendam. «Si se compara la inversión necesaria para transformar la maquinaria con el coste potencial de una reclamación de un cliente por contaminación por aceite mineral, la verdad es que resulta insignificante. Un solo encargo que no reporta más que unos cuantos cientos de libras de beneficios puede llegar a costar cientos de miles en caso de reclamación».
Y, según Buitendam, esto no es todo, ya que también puede verse en peligro la reputación de la empresa. «Este tipo de cosas pueden echar por tierra muchísimas oportunidades de negocio, y las consecuencias pueden ir más allá de la simple pérdida de beneficios. Nosotros somos una empresa privada, pero a una empresa que cotice en bolsa, un problema de este tipo puede hacerle perder una gran parte del valor de sus acciones y acarrearle toda clase de consecuencias».
Kingston Carton es el primer fabricante británico de embalajes de cartón que aprovecha el programa de BOBST para migrar a lubricantes de calidad alimentaria con dos troqueladoras VISIONCUT, que manipulan todos sus embalajes alimentarios, así como departamento de plegadoras-encoladoras. El jefe de producción, Alan Smith, asegura que la migración de estos equipos venía siendo una de sus prioridades desde hace más de dos años. «En primer lugar, realizamos una evaluación de riesgos de los ámbitos en los que la contaminación con aceite mineral de los embalajes de nuestros clientes podía ser un problema. Enseguida vimos que el ámbito más vulnerable era el de la impresión, así que cuando adquirimos nuestra imprenta litográfica de accionamiento directo Roland 700, la encargamos con un sistema de lubricación apto para uso alimentario, de modo que ahora todas nuestras imprentas funcionan con aceites sintéticos de estas características. A continuación, empezamos a analizar otros potenciales riesgos. Los estudios revelaron que la conversión, y en especial el troquelado, era el siguiente proceso al que debíamos prestar atención. Cuando BOBST encontró la solución para esto, no nos lo pensamos dos veces y decidimos migrar también al mismo tiempo nuestras plegadoras-encoladoras».
¿Cuál es el problema?
Los aceites minerales presentes en los materiales de embalaje pueden contaminar los alimentos si no existe una capa que actúe como barrera para protegerlos. Según la organización europea de derechos del consumidor Foodwatch, los aceites minerales, y los derivados del petróleo, han sido identificados como el origen de dos tipos diferentes de contaminantes que se han hallado en productos alimentarios. Se sospecha que los hidrocarburos aromáticos de aceites minerales (MOAH, por sus siglas en inglés) son potencialmente carcinógenos y mutágenos, por lo que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (AESA) ha determinado que cualquier exposición a los hidrocarburos aromáticos en los alimentos representa un riesgo potencial. El otro tipo de contaminante identificado, los hidrocarburos saturados de aceites minerales (MOSH, por sus siglas en inglés), se acumula en el organismo y puede dañar numerosos órganos.
Según los análisis encargados por Foodwatch, la presencia de estos hidrocarburos nocivos en los alimentos puede deberse al uso de lubricantes basados en aceites minerales durante el proceso de fabricación. Durante el procesamiento de un embalaje, las máquinas pueden «segregar» lubricantes, y también puede ser que el embalaje roce elementos engrasados o lubricados de la maquinaria. A su vez, el residuo que queda en el embalaje puede entrar en contacto directo con el producto alimentario o migrar a él a través de una capa «limpia». Por ejemplo, los aceites minerales presentes en el embalaje secundario pueden atravesar el embalaje primario y contaminar el alimento.
Aunque los embalajes contaminados por aceites minerales representan una amenaza para los seres humanos, lo cierto es que el uso de otros tipos de aceites puede dañar gravemente la maquinaria de producción. Por eso no es de extrañar que BOBST haya necesitado cierto tiempo para desarrollar una línea de lubricantes aptos para uso alimentario y al mismo tiempo apropiados para máquinas como las troqueladoras y las plegadoras-encoladoras, según relata Mike Rice, director de servicios regionales de BOBST para el Reino Unido, Irlanda y Escandinavia. «Nuestros equipos de investigación y desarrollo han invertido miles de horas en probar distintos lubricantes de calidad alimentaria para asegurarse de que no perjudiquen a las máquinas en las que se emplean. Teníamos que probar los aceites no solo en un tipo de máquina sino en toda una gama completa de equipos. Debían poder usarse con la misma seguridad en una SP102E que funciona a un ritmo de unos pocos miles de láminas por hora y en una Expertcut, que funciona a un ritmo de 9000. Del mismo modo, teníamos que valorar si un determinado lubricante de calidad alimentaria era adecuado, por ejemplo, para el conjunto trenes de cadenas de las barras de pinzas de una troqueladora. ¿Tiene las cualidades de fijación adecuadas y también las propiedades de lubricación necesarias?»
Gama BOBST de lubricantes aptos para uso alimentario
El resultado de este esfuerzo de investigación y desarrollo ha sido el lanzamiento por BOBST de una línea de lubricantes y productos de limpieza clasificados con la categoría H1 por el organismo independiente de acreditación NSF International, mundialmente reconocido. La categoría H1 indica la adecuación para contacto incidental con alimentos y es condición indispensable para el uso en las industrias alimentaria, farmacéutica y cosmética. Esta línea, totalmente sintética, abarca todos los tipos de lubricantes necesarios para migrar una troqueladora o una plegadora-encoladora a alternativas seguras que prescinden de los lubricantes minerales, incluidos los aceites de engranajes y de lubricación, los lubricantes en spray, los aceites de fluencia y las grasas.
Los lubricantes BOBST NSF-H1 están compuestos por aceites sintéticos que contienen un aceite base apto para uso alimentario, basado en polialfaolefina (PAO) y mejorado con paquetes de aditivos de calidad alimentaria de alto rendimiento, específicos para cada aplicación. La especificación de estos lubricantes ofrece niveles de rendimiento iguales o mejores que los productos de base mineral a los que reemplazan. Y, como añade Mike Rice, el desarrollo de esta línea no solo garantiza la seguridad del consumidor, sino que también refleja el esfuerzo de BOBST por hacer posible un embalaje libre de defectos. «Al asegurarse de que los embalajes de cartón no puedan contaminarse con aceites minerales, el fabricante elimina el riesgo de que le devuelvan una remesa. Es otro de los desarrollos de BOBST diseñados para ayudar a nuestros clientes a alcanzar un embalaje con "cero errores"».
Ahora BOBST ofrece un programa completo de migración que convierte la máquina del cliente de los lubricantes basados en aceites minerales a los productos BOBST NSF-H1 de calidad alimentaria. Esta gama puede usarse para migrar los equipos BOBST de plegado de cartonajes y su maquinaria para corrugado. El proceso incluye una auditoría inicial de la lubricación de la máquina y un análisis de laboratorio de sus aceites. «Lo hacemos para asegurarnos de que la máquina no tenga problemas ocultos», explica Mike Rice. «Ese problema no lo tuvimos con las Visioncut de Kingston Carton, porque son máquinas bastante nuevas, pero si hubiéramos visto que el aceite estaba quemado o contaminado o que contenía residuos metálicos, habríamos tenido que investigar más a fondo antes de llevar a cabo la migración de aceite».
Como el análisis no reveló ningún problema, los técnicos de BOBST llevaron a cabo la migración de las máquinas de Kingston Carton, lo que significó vaciar todos los sistemas de lubricación de las máquinas e introducir productos de enjuague, que se dejaron actuar toda la noche antes de extraerlos y sustituirlos por los lubricantes BOBST NSF-H1. El programa de transformación también incluyó sustituir todas las grasas basadas en aceites minerales, por ejemplo las que se usan para lubricar las unidades de expulsión, así como limpiar y relubricar las guías de cadenas y los trenes de cadenas de las barras de pinzas y limpiar o sustituir todos los filtros de los sistemas afectados.
Largo tiempo sin cambio de aceite
Pensando en las normas de protección del medio ambiente que exigen la eliminación segura de todos los aceites lubricantes, ya sean de origen mineral o sintético, Kingston Carton aprovechó la oportunidad para agregar los Oil Cleaners de BOBST a las máquinas migradas. Estos equipos filtran continuamente los contaminantes como el agua y las partículas del circuito principal de aceite de la máquina, lo que en muchos casos permite no tener que llevar a cabo cambios de aceite durante años. «En realidad, el aceite nunca se desgasta. El problema son los contaminantes», explica Alan Smith. «Por eso antes cambiábamos el aceite de nuestras troqueladoras dos veces al año, dentro del mantenimiento preventivo regular. Esto significaba que dos veces al año teníamos que comprar aceite nuevo, poner las máquinas fuera de servicio durante varios turnos y además pagar por la eliminación del aceite usado. Ahora, con los Oil Cleaners, pueden pasar años hasta tener que volver a hacerlo».
De hecho, según Alan Smith, el tiempo necesario para realizar todo el proceso de migración, incluido el montaje de los nuevos Oil Cleaners, fue inferior al que la empresa tiene que reservar para un cambio de aceite semestral. «Aquel día no perdimos tiempo, y a partir de ahora ahorraremos tiempo cada seis meses».
Capaz de retener partículas de solo 3 µm, el Oil Cleaner no solo mantiene las cualidades lubricantes del aceite, sino también sus propiedades limpiadoras. Comprobando de manera periódica los filtros de los Oil Cleaners, la empresa puede ver qué clase de contaminantes se retienen, mientras que el análisis del aceite revela por anticipado los problemas que se puedan estar gestando. «Desde el punto de vista de los convertidores, al utilizar los Oil Cleaners y realizar los análisis, lo que se consigue es una mayor longevidad de las máquinas», añade Arend Buitendam. «Básicamente se trata de prevenir. Se ahorra tiempo y a la vez se previenen los incidentes que pueden paralizar la producción. Si tuviera que comprar ahora una máquina BOBST nueva, la encargaría con lubricantes de calidad alimentaria y Oil Cleaners desde el primer momento».
No más aceites de base mineral
Ahora que está disponible la gama de lubricantes BOBST de calidad alimentaria, Alan Smith afirma que Kingston Carton ha conseguido desterrar los lubricantes de aceite mineral de todos sus equipos relacionados con el procesamiento de embalajes alimentarios, desde la impresión hasta el plegado y el encolado. «El sesenta por ciento de nuestro trabajo son embalajes para alimentos, una gran parte de ellos diseñados para el contacto directo con la comida. Así que se trata de una proporción importante de nuestros ingresos, y tenemos que protegerla. Hacemos funcionar nuestra maquinaria siempre a la máxima velocidad posible, y es inevitable que los lubricantes salpiquen alguna vez el producto, en especial cuando se procesan láminas de gran tamaño. Siempre somos muy meticulosos al comprobar y retirar las láminas afectadas. Pero cuando se producen seis millones de unidades al día, el volumen que hay que comprobar es enorme. Incluso con los lubricantes de calidad alimentaria en las máquinas, seguiremos teniendo que hacerlo, pero ahora sabemos que si se nos escapa alguna lámina, se tratará solo de un problema estético y no habrá riesgos para la salud del consumidor ni para la estabilidad económica de nuestra empresa. Ahora duermo más tranquilo».
Los peligros del «aceite blanco»
Aunque hay en el mercado varios tipos de lubricantes seguros para los alimentos, según Mike Rice, a diferencia de la gama NSF-H1 de BOBST, la mayoría no poseen las propiedades de lubricación y limpieza que requieren los equipos de producción actuales. «Hemos visto auténticos desastres con clientes que han empezado a utilizar lubricantes no comprobados en sus troqueladoras, y lo único que han logrado es que se sobrecalentaran y se trabaran. Eso puede causar daños en la máquina por valor de cientos de miles de libras, por no hablar del coste del tiempo de inactividad».
Estos lubricantes suelen contener «aceite blanco medicinal», que se obtiene refinando aceite mineral crudo para eliminar todos los componentes peligrosos. «Por desgracia, son precisamente esos componentes peligrosos los que dan al aceite sus propiedades lubricantes», explica Mike Rice. «Por lo tanto, se necesita un paquete de aditivos para devolverle la capacidad lubricante y cumplir los requisitos de la categoría H1. Lamentablemente, las características del aceite base blanco son inferiores a las del aceite base sintético PAO que usamos en nuestros lubricantes BOBST NSF-H1».
Otros aceites base, como los poliglicoles, tienen buenas cualidades lubricantes, pero pueden dañar las juntas de estanqueidad y las pinturas protectoras, añade Mike Rice. «La consecuencia son válvulas bloqueadas, tubos de lubricante obstruidos y daños muy graves».
Además de migrar sus troqueladoras y plegadoras-encoladoras BOBST a lubricantes aptos para uso alimentario, Kingston Carton también ha renunciado a usar productos de limpieza derivados de aceites minerales, como el WD-40 y toda una gama de otros detergentes agresivos. «Nos preocupaba que alguna sustancia química potencialmente tóxica pudiera llegar a entrar en contacto con nuestras cartulinas o cartones», explica Arend Buitendam. «Así que, al menos para mí, no cabía duda de que teníamos que usar productos de limpieza aptos para uso alimentario en toda la fábrica. Y fue más fácil de lo que pensábamos. BOBST, además de los lubricantes, ofrece todos los productos químicos de calidad alimentaria necesarios. Estaba claro que teníamos que hacerlo. Repasamos con nuestro personal todas las fichas de COSHH (norma británica de control de sustancias peligrosas para la salud) de los detergentes químicos que estábamos usando y les mostramos lo que íbamos a usar para sustituirlos. A todos les pareció una idea excelente. Y a continuación di una vuelta por la fábrica retirando todos los productos que acabábamos de poner en la lista negra».
Según Alan Smith, para Kingston Carton era importante implicar a los operadores de las máquinas en el proceso de migración. «Cuando llegaron los técnicos de BOBST, los operadores pudieron ver piezas de las troqueladoras que normalmente nunca ven y limpiar cosas a las que no suelen tener acceso. Todos son conscientes de que en el entorno de fabricación de hoy en día ya no se pueden hacer las cosas a la antigua usanza, y de que, al llevar a cabo esta migración y usar únicamente productos de limpieza aptos para uso alimentario, están protegiendo sus propios puestos de trabajo».
Primeros en el Reino Unido
Según Buitendam, aunque muchos de los clientes de Kingston Carton ya insisten en el uso de embalajes exteriores aptos para uso alimentario y palés de plástico higiénicos, los compradores de embalajes todavía no muestran demasiado interés por los entornos de fabricación libres de aceites minerales. «Pero no creo que tarden mucho. A medida que vayan saliendo a la luz más historias sobre contaminación de alimentos por aceite mineral debido al embalaje, los consumidores empezarán a presionar a los fabricantes del sector alimentario, y la presión no tardará en trasladarse al otro extremo de la cadena de suministro».
Aun así, Arend Buitendam considera su entorno de producción libre de aceites minerales como un argumento de venta a favor de The Kingston Carton Company. «No hace mucho tuvimos dos auditorías por parte de nuevos clientes potenciales, y es un tema que aparece en la conversación, porque todas las máquinas tienen etiquetas de BOBST NSF-H1 en las unidades de lubricación, y tenemos en la pared un certificado "verde" de BOBST que reconoce nuestra contribución al medio ambiente gracias a la puesta en práctica del programa. Ahora estos compradores les están preguntando a sus proveedores actuales si hacen algo para evitar la contaminación por aceites minerales. Es un problema muy real que los compradores de embalajes no pueden ignorar».
Independientemente de lo que suceda en el futuro, según Arend Buitendam, su principal motivo para llevar a cabo el programa de migración fue poder ofrecer a sus clientes la certeza total de que no se van a encontrar sorpresas desagradables en los embalajes que les suministran. «Saben que nos hacemos responsables de los productos que nos solicitan, y pueden estar seguros de que no hay deslices en el proceso de fabricación. Al fin y al cabo, es una cuestión de buenas prácticas de producción, y para mí este programa nos ha trasladado a una categoría superior. Me sorprende de verdad que no haya más empresas haciendo lo mismo. Por lo que yo sé, somos el único fabricante de embalajes de cartón de Reino Unido que utiliza lubricantes y productos de limpieza aptos para uso alimentario en todo el proceso de fabricación de embalajes».
www.kingstoncarton.co.uk