Redacción Alabrent
Romanos y fenicios ya recolectaban la sal marina d'Es Trenc, una playa natural de 3,5 kilómetros de longitud en el sureste de la isla. El cultivo de la flor de sal se realizaba entonces y también hoy en balsas por donde fluyen las cristalinas aguas de la playa. Tras reposar largas horas bajo el sol, el agua se va evaporando y se forman los preciados cristales de flor de sal.
Durante el siglo XX, las salinas d'Es Trenc mantuvieron una intensa actividad para los salineros de la zona. Pero con el cambio de siglo, se inició una forma "algo hippy" de comercializar la sal directamente al consumidor y en 2003 se elaboró un plan de negocio para cosechar Flor de Sal d'Es Trenc, enriquecerla con ingredientes naturales y posicionarla como un producto balear estrella.
Origen y entorno en el packaging
En Flor de Sal d'Es Trenc tenían claro que debían comunicar que la suya no era una sal cualquiera. Es la más pura, valiosa y rica en minerales que hay y sólo se consigue en condiciones meteorológicas muy específicas: mucho sol, suave brisa y baja humedad. De este modo, se moldea una capa de cristales con forma de flores que recogen con rastrillo artesanalmente.
"Es muy difícil vender un producto si no sabes su origen, ni su historia, su entorno, o la metodología de producción", explica su responsable de imagen y comunicación, Laura Calvo. Su packaging, por tanto, debía transmitir todos estos valores y los beneficios de cultivar flor de sal en un espacio protegido como Es Trenc: "Somos uno de los pocos casos en los que una acción empresarial contribuye a preservar el entorno y el ecosistema", asegura Calvo.
En 2004, la nueva sal gourmet de Mallorca se presentaba en el salón Alimentaria envasada en una elegante lata donde se puede leer la historia de este producto milenario. Su packaging ya fue premiado con el Best Pack bronce y, en 2010, el reconocimiento le llegó en la feria gastronómica GULFOOD de Dubai, con el premio al ingrediente más saludable y al packaging más innovador.
"Hoy –afirma Laura Calvo– nuestra sal se vende como souvenir, ingrediente para cocinar en casa o recurso gastronómico para chefs. Somos el toque final al plato y, como es tan fácil su uso, somos recurso para un gran número de personas. Y con nuestro packaging, bonito y funcional, atraemos. Tal y como hace una flor a los insectos".