El impacto del Web to Print

Toca esta vez escribir acerca de algo que parece formar parte de nuestro día a día de una forma tan insistente que se diría que está aquí desde siempre: lo que se ha llamado web to Print –en inglés, claro, para variar- Y esa sensación de permanencia desde antiguo es una de las dificultades con las que uno se encuentra para escribir; si lo pensamos, hay montones de ocasiones a lo largo del día, en cualquier entorno, en el que nos encontramos con publicidad relacionada con impresiones e impresos al alcance de nuestro dedo (basta con darle a una tecla o seguir un link) y poco menos que regalados. Por otra parte, a nivel técnico tampoco la cosa parece ofrecer mucha dificultad, además de que nos lo han explicado hasta la saciedad. Hablar en este artículo de lo que significan siglas tan usadas como B2B y B2C (del inglés, ya saben) estaría ya bastante trasnochado. Intentaremos, entonces, hacer alguna reflexión acerca de cómo está calando y afectando todo esto a nuestro sector gráfico.
El impacto del Web to Print

Una vez más, en mi costumbre de intentar manejar elementos objetivos que permitan que nos podamos hacer una idea precisa acerca de la realidad del tema que nos ocupa en este artículo, nos encontramos con que no hay datos fiables, de fuentes independientes; y pido perdón a aquellas empresas, proveedoras todas ellas, que los manejan; y lo hago porque sé que ellos sí que disponen de la información que necesitan para desarrollar sus estrategias de marketing, pero no siempre se puede evitar que los datos que hacen públicos sean un poquito tendenciosos. Es normal.

En nuestra actividad habitual -de analizar empresas y tratar de mejorar sus resultados o sus procesos- tenemos un cierto pulso de todo el sector, en España y Portugal, con muchos cientos de empresas de las que conocemos bien sus entresijos. Y es a partir de algo tan concreto como intentaremos hacer algunos comentarios que puedan ilustrar nuestra forma de ver este asunto. No es el mejor de los procedimientos, por supuesto, pero sabemos que es fiable.

Hablando con todos los “agentes” (proveedores) que intentan promover que las instalaciones de este tipo crezcan, parece que podemos manejar como cifra orientativa que hay unas cien empresas que están trabajando de forma habitual y eficaz con este nuevo canal de comunicación entre el cliente y la empresa gráfica. Parecen pocas, ¿verdad? A pesar de la crisis y sus consecuencias, aún hablamos de un mercado gráfico español con muchos miles de empresas y unos cuantos miles de millones de euros de facturación anual, de modo que, efectivamente, parecen pocas.

Puede ocurrir que, una vez más, estemos sumando como si fueran homogéneos una serie de elementos que no lo son. Resumiendo, de forma coloquial, podemos considerar que hay sistemas (programas o conjunto de ellos) que parten de empresas que desarrollan la puerta de acceso y su conexión con los sistemas ERP/MIS (de cualquier complejidad o nivel) y su capacidad; otras que son proveedoras de estos ERP y lo que hacen es extenderse hasta esa ventana de entrada; y un tercer y pintoresco grupo compuesto por montones de soluciones imaginativas, personalizadas, y de la procedencia más diversa (por tanto, de utilidades y eficacias muy variadas) que no suelen ir mucho más allá de una página en la que el cliente puede “enredar” y enredarse. Sumando todo eso sí que, seguramente, hablamos de muchas más empresas que ofrecen este servicio; para este artículo, prefiero ceñirme a la suma de los dos primeros grupos. Y creo equivocarme en muy poco en cuanto a la cifra de cien instalaciones funcionando bien, propuesta anteriormente. Y, ¿qué quiero decir con eso de “funcionando bien”? Sencillamente, que esa página que permite que un cliente acceda a una empresa esté conectada con el funcionamiento normal de la misma, permitiendo de esa forma no sólo facilitar un nuevo canal de acceso sino automatizar algunas de nuestras tareas normales. Si, al final, da lo mismo que el cliente acceda por este medio o que lo haga por teléfono (porque alguien empezará a “picar” los datos en el programa “de siempre”), es un pobre resultado.

Otra mezcla que se está dando es que puede parecer que las dos modalidades de web to Print (B2B y B2C) son casi lo mismo y pueden convivir en cualquier estructura; en mi opinión (y ciñéndonos a nuestro sector), es más que posible que estemos hablando de diferentes tipos de trabajo, de cliente y de empresa gráfica. Simplificando mucho (estos términos están desarrollados, desde hace años y hasta la saciedad, de forma “seria”), diríamos que tenemos la posibilidad de acceder a una imprenta para contratar elementos gráficos previamente definidos, tarifados y conectados con su ERP/MIS, lo que suele provenir de empresas gráficas de tamaño ya notable, basadas en Offset y dando servicio en digital; a la vez, sus clientes suelen ser de entidad, profesionales acostumbrados a contratar producto gráfico, y con ideas muy claras acerca de lo que el B2B significa . Otra cosa es la posibilidad que permite entrar a una página en la que puedes ir construyendo tu propia “obra”, paso a paso, que suele estar asociada a clientes menos profesionales, a empresas ya más del entorno puramente digital (pero no exclusivamente, por supuesto) y que constituyen un tipo de negocio diferente del que luego intentaré describir, para después intentar aventurar las consecuencias de la implementación del web to Print.

Otra conclusión que podemos extraer de nuestra atípica encuesta en las empresas a las que tenemos un acceso sincero, es que, según todos ellos, el volumen de contratación que esta nueva herramienta significa no va más allá del 10% del volumen de negocio. Ya sé que hay no pocas excepciones muy notables (y que se hacen notar mucho), pero creo que no forman parte del núcleo de empresas que forman el entramado básico de la facturación en nuestro país. Intento describir el tipo de empresa al que me refiero, y que constituye el núcleo pesado del mercado nacional:
- Se mueven en lo que podemos llamar impresión comercial.
- Se basan en el Offset pero tienen unidades de impresión digital bien montadas, ya sea tóner o inkjet, que de todo hay.
- En general, están bastante automatizadas, actualizadas y preocupadas por optimización de costes.
- Hablamos de estructuras de un mínimo de 15/20 trabajadores.
- Que necesitan, en ese llamado mercado de impresión comercial, una facturación por persona en torno a los 125.000 €/año para cubrir gastos.
- Que tienen, por término medio, como gastos de personal en torno a un 50/60% de los costes que representa tener la empresa abierta, sin producir.
- Y que de esos costes, entre la mitad y el 60% representa la mano de obra indirecta.

Pues vamos a entrar ya en cómo yo creo que va a afectar el web to Print en este tipo de imprentas, porque va a afectar. Y para ello, espero que aceptaremos todos que llevamos años volcados en la eficiencia de estas industrias y sus procesos, aunque sólo fuera por la caída de precios; y que el mayor esfuerzo se ha hecho en lo que afecta a la mano de obra directa, ya sea por inversiones en maquinaria y equipamiento o por contrataciones de actividades de mejora de procesos. Si apuramos, en la máquina de imprimir y sus aledaños. La presión que se ejerce sobre los tiempos de proceso llega a ser, en no pocas ocasiones, agobiante para un personal acostumbrado, no hace tanto, a regodearse con el “arte” de los trabajos, y con salarios mucho más altos.

Pues me temo que la siguiente parte de la estructura que se puede ver afectada por la más inmediata de las consecuencias de la implementación (automatización y simplificación de tareas) va a ser la llamada mano de obra indirecta. Y lo hará, seguramente, de forma distinta en distintas empresas, dada la particular personalidad de la mayor parte de ellas. No olvidemos que suele haber toda una estructura, compuesta por diferentes secciones, cuyo objeto es pescar en ese río revuelto que es el sector gráfico (“lo quiero para ayer”, “fulano me lo da más barato”, “yo no sé nada de preparar PDF”, “pues en el otro sitio no me ponen problemas”…), presupuestarlo muchas veces sin la información necesaria, producirlo no pocas veces con miedo, entregarlo siempre al límite, y cobrarlo. Y todo eso representa, en no pocas ocasiones, un coste salarial tanto o más alto que el de la mano de obra directa. O sea, lo normal que ocurrirá es que, por “culpa” de elementos como el web to Print, las tareas se van a ir automatizando y los costes indirectos bajarán. Una vez más, la pregunta que desde hace algún tiempo me hago: ¿qué vamos a hacer con las personas que siguen sobrando? Porque se nos dice muchas veces que eso es un avance para la sociedad; vale, aceptado, pero una sociedad que aparta continuamente al elemento humano como productor y sólo se le tiene en cuenta como consumidor.

Por otra parte, yo creo que otro efecto debería ser que en las empresas gráficas dejara de haber, a efectos prácticos, un solo “camino” para todos los trabajos, sean del tipo que sean, vengan de dónde vengan y cómo vengan. Y a provocar este efecto se suma un hecho incuestionable: cada vez nos entran trabajos más pequeños y que se han de entregar en plazos increíblemente rápidos. Parece lógico pensar que no deberían llevar el mismo camino este tipo de trabajos que los complejos y/o de tiradas más largas. Resumiendo, que acabaremos teniendo diferente forma de tratar diferentes tipos de trabajo.

Y todo esto va a ir notándose de la mano de dos factores, principalmente: que el mercado gráfico vaya acostumbrándose a esta nueva forma de hacer las cosas, y que los proveedores de este tipo de soluciones y los de ERP/MIS cierren, de verdad, la conectividad entre ambos elementos, hacia entornos más abiertos para el cliente.

Manuel Gómez Güemes